En ningún lugar.

Ante la contemplación de ciertos paisajes los ojos se anclan y se paraliza el cuerpo. Sólo el registro fotográfico puede salvarnos temporalmente de esa hipnosis, de esa alienación. Cuando finalmente vemos la imagen que hemos obtenido luego de ese impulso irrefrenable, enfrentamos lo inexplicable: ¿qué hace que una imagen nos toque? ¿Qué elemento puede cambiarse o sustraerse para que pase de ser medianamente interesante a crear una conexión emocional, a significar algo?

En este trabajo he creado un procedimiento formal de la imagen, la concepción de una retícula, un juego de rompecabezas y luego una operación de sustracción de un fragmento, un indicio velado, un espejismo. Son paisajes que se repiten estacionados en el tiempo, paisajes desolados, abandonados que los convierten en un lugar que no puedes definir.

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Encuentro con el pasado